LITERATURA CUBANA Y PREMIOS CERVANTES

A principios de año leí la novela de la periodista y autora nacida en Cuba Ana Cabrera Vivanco, natural de La Habana, aunque residente en España.  
Los amantes clandestinos es su última novela, una historia de amor, amargura y momentos felices: algo así como la vida misma. Un libro que recoge el carácter de la isla, muy telenovelesco y dramático, consecuencia de una mezcla racial y social aún joven. Corrupción, comunismo, capitalismo, asesinatos, poder, amor y segregación racial. Una cuba lejana y clásica que choca con una Cuba confundida que se reforma con escaso éxito. La autora también escribió años antes La voz del silencio, una biografía novelada de Dulce María Loynaz, escritora del siglo XX a quien se otorgó el premio Miguel de Cervantes en 1992.
Dulce María Loynaz, nacida también en La Habana, en 1902, dejó para la posteridad sobre todo poesía, aunque también alguna novela, libro de viajes o ensayos. 
Nació en el seno de una rica familia: hija de un general (poeta), descendiente de Gertrudis Gómez de Avellaneda (escritora del romanticismo) y de uno de los sacerdotes conocidos como los 26 mártires del Japón (crucificados en 1597). A raíz del triunfo de la Revolución cubana la poetisa se auto-aisló de la vida social en su mansión. Recibió numerosas ofertas para venirse a España (fue nombrada hija adoptiva de Islas Canarias) y también para ir a EE.UU. pero nunca abandonó su país, quizás por ser la hija de un general del ejército de la independencia de España. Dijo lo siguiente: "Yo soy hija de uno que lucho por la libertad de Cuba, quien tiene que irse es el hijo de quien quería que siguiera siendo colonia" (en referencia a Castro). 

Otro premio Cervantes (1997) nacido en la isla de Cuba fue el escritor Guillermo Cabrera Infante. Al igual que Dulce María Loynaz provenía de ascendentes españoles, curiosamente canarios. Su conexión con el régimen comunista cubano fue totalmente distinta a la de la escritora. Cabrera Infante, una vez tomado el poder Castro, Guevara y compañía, fue nombrado director del Consejo Nacional de Cultura, ejecutivo del Instituto del Cine y subdirector del diario Revolución. Sin embargo, el lobo fue enseñando sus fauces y el sueño de la revolución comunista se esfumó y se convirtió en la revolución de Castro. El propio Castro fue censurando y asfixiando a todos los intelectuales, incluido al propio Cabrera Infante. Intentó exiliarse en España, pero Franco no lo acogió y tuvo que irse a Reino Unido donde obtuvo la ciudadanía británica. Su obra más conocida es Tres tristes tigres, publicada por primera vez en el año 65. 


Castro la tildó de contrarrevolucionaria y la prohibió en la isla.

Antes de estos dos escritores hubo otro autor cubano que recibió el premio Cervantes. Fue el franco-ruso- suizo Alejo Carpentier y Valmont. Aunque nació en Suiza y su padre era francés y su madre de origen ruso, se instalaron en Cuba siendo él muy crío. Vivió un tiempo en España, pero, sobre todo, muchos años en Francia y Venezuela. Vuelto a Cuba, con la revolución de Castro, llegó a ser el director ejecutivo de la Editorial Nacional de Cuba, controlando las publicaciones de todo el país. Trabajó también en un importante puesto en la embajada de Cuba en París. En el 78 recibió el premio Cervantes (fue el segundo en recibirlo), se dice que donando al partido comunista todo el premio material, la guita. Entre sus obras están los títulos El reino de este mundo, El siglo de las luces o El recurso del método (estas dos hechas películas también).

El mundo es así de curioso. Tres escritores, tres intelectuales con mismo camino pero distinto destino. Una demostración de que nunca llueve a gusto de todos. Los tres galardonados con el Premio Cervantes, pero una aislada en su propio país, disconforme con el régimen, otro exiliado por su enfrentamiento con el dictador y el tercero que vivió afín al régimen, trabajando para él.

¿A cuál de ellos prefieres leer? 

 


Carlos Álvarez

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