“Creo que la televisión es muy educativa.
Cuando alguien la enciende me voy a leer un libro”. La frase se adjudica al increíblemente
divertido Groucho Marx, uno de los miembros de los famosos hermanos
Marx.
“Desde el momento en que cogí su libro me caí
al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo”.
Es considerado por
muchos el cómico más influyente de todos los tiempos (al menos de los
modernos), y es más que conocido por las películas que protagonizó junto a sus
hermanos (de las que, por cierto, he visto todas). Incluso llegó a recibir un
Óscar por toda su carrera cinematográfica. Lo que, no obstante, la mayoría
desconoce es que este genio también escribió lo suyo. No solo frases
increíbles, ingeniosas y cómicas, (como “Fuera
del perro, el libro es el mejor amigo del hombre. Dentro del perro, quizá esté
muy oscuro para leer”), sino también artículos, guiones, teatro,
memorias, cartas, críticas.
Hermano de
Manfred, Harpo, Chico, Zeppo y Gummo. Hijos de dos emigrantes alemanes (el padre nació en la Alsacia cuando
esta era francesa) que acabaron en los Estados Unidos en el siglo XIX. Frase
sobre su madre:
“Mi madre adoraba a los niños. Hubiera dado
cualquier cosa porque yo lo fuera”.
Su madre fue quien
instruyó a todos los hermanos en la música. Groucho debutó en el mundo del
espectáculo a los 15 años como cantante solista. Pasado algún tiempo comenzó a
actuar junto a sus hermanos en el vodevil. A los 35 alcanzó su primer éxito en
Broadway y, posteriormente, trasformaron sus actuaciones teatrales en películas
inolvidables. De una de sus películas, Una
noche en Casablanca (1946), surge una recopilación de cartas que
fueron publicadas en la colección Las
cartas de Groucho (1967). El caso es que el título de la película les trajo problemas con la productora Warner Bros,
pues creían que pisaba el título de su famosa película Casablanca (1942). El hecho dio lugar a un gracioso intercambio
epistolar de Groucho con sus abogados. Se pueden encontrar estas cartas junto a
otras destinadas a familia, amigos, compañeros de profesión,
productores, escritores, periodistas...
Aquí va otra frase
de contenido inapropiado: “¿Por qué y cómo ha llegado usted a tener
veinte hijos en su matrimonio? - Amo a mi marido. - A mí también me gusta mucho
mi puro, pero de vez en cuando me lo saco de la boca”. Groucho, de grouch,
"gruñón" en inglés, siempre llevaba un puro en alguna parte,
normalmente, en boca, aunque a veces se lo quitaba para hablar 😊.
Su personaje de ficción que interpretó de manera constante surgió de ponerse un
bigote postizo muy incómodo. Así pues, un día, ni corto ni perezoso, decidió
quitárselo y pintarse uno con betún. Además añadió unos característicos andares
gachos, cejas pobladas, el famoso habano y unas gafas de metal. Solía hacer
de abogado ingenioso dispuesto a todo por dinero, especialmente a dar un
"braguetazo".
Suyas son las
frases: “Bebo para hacer interesantes a
las demás personas”, “El matrimonio es la principal causa del divorcio”, “Conozco a centenares de maridos que
volverían felices al hogar si no hubiera una esposa esperándolos” o “Es una
tontería mirar debajo de la cama. Si tu mujer tiene una visita, lo más probable
es que la esconda en el armario. Conozco a un hombre que se encontró con tanta
gente en el armario que tuvo que divorciarse únicamente para conseguir dónde
colgar la ropa”. Curiosamente, Groucho, cuyo nombre real era Julius
Henry, se divorció de su primera esposa en los años 40 y se casó con una
bailarina poco después. De la cual se divorció a los cinco años para volver a casarse
por tercera vez. Diría aquello de “Detrás de un gran hombre hay siempre una
gran mujer, y detrás de esta está su esposa”.
También se “divorció” de sus hermanos, pues decidieron
trabajar independientemente a partir de los años 50. Groucho siguió triunfando,
esta vez como escritor y sobre todo
gracias a su programa televisivo You Bet
Your Life / Apueste su vida, con
el que se hizo realmente famoso en los Estados Unidos.
“Cuando muera
quiero que me incineren y que el diez por ciento de mis cenizas sean vertidas
sobre mi representante”. Antes de morir (por desgracia tuvo que morir),
le dio tiempo a dejarnos dos libros de
memorias: Groucho y yo (última
edición en castellano, 1995) y Memorias de un amante sarnoso (últ.
Ed. Castellano, 2000). También se han publicado en español algunos de sus
cuentos: ¡Sálvese quien pueda! y otras historias inauditas (2005). Ya
dijimos que cartas: Las cartas de Groucho
(1998). Y guiones radiofónicos: Groucho y Chico abogados: Flywheel, Shyster y
Flywheel. El serial radiofónico perdido de los hermanos Marx (1999) que
son sketches radiofónicos transcritos y algunas fotografías de la época.
Nos despedimos con esta genial frase: “Durante mis años formativos en el colchón, me entregué a profundas
cavilaciones sobre el problema del insomnio. Al comprender que pronto no
quedarían ovejas que contar para todos, intenté el experimento de contar
porciones de oveja en lugar del animal entero”.
Y eso es todo por
hoy, amigos, no dejéis que os engañen. Y si os engañan… que al menos sea
Groucho.
Carlos Álvarez