Hace días estuvimos
repasando algunos autores superventas actuales de misterio y, tras leer en vilo La noche que te arrojaron por el balcón, apetece hablar de investigación y crímenes. Si hay algo
que se recuerda a veces incluso por encima de los propios autores son sus
personajes, esos detectives eficaces y perspicaces que pueden con todo. Por
ejemplo, Dan Brown tiene a Robert Langdon, al que asociamos fácilmente con la
cara de Tom Hanks (por las películas protagonizadas). Hay otros muchos
investigadores fáciles de recordar, algunos de ellos incluso también han tenido
caras en el cine.
La reina del crimen, Agatha Christie, a quien el Libro Guinness de los Récords sitúa como la novelista que más obras ha vendido de todos los tiempos.
La reina del crimen, Agatha Christie, a quien el Libro Guinness de los Récords sitúa como la novelista que más obras ha vendido de todos los tiempos.
Se han vendido dos mil
millones de copias, posicionándose sus trabajos como los terceros más vendidos
en el mundo, solo por detrás de las obras de William Shakespeare y la Biblia.
Además, está considerada la autora individual más traducida con
ediciones en al menos 103 idiomas.
Todo empezó mientras trabajaba como
enfermera durante la Primera Guerra Mundial, fue entonces cuando escribió su
primera novela, El misterioso caso de
Styles (publicada en 1920), donde introdujo por primera vez el personaje
del detective Hércules Poirot. Detective belga que se enfada en los libros
porque todo el mundo piensa que es francés. Protagonista de 33 novelas y 50
relatos cortos publicados entre 1920 y 1975 (¡55 años de crímenes resueltos! Se
ganó la jubilación). Ha pisado cine y televisión, poniéndole cara unos siete
actores. Como curiosidad, Poirot es belga y no inglés puesto que Bélgica fue ocupada
por Alemania y hubo exiliados que terminaron en el país de la escritora, quien
al trabajar de enfermera tuvo contacto con ellos. Una manera de homenajearlos.
Por cierto, la escritora murió en el 76, opinando de su creación que era
insufrible, detestable, ampuloso, pesado, egocéntrico: vamos, un matrimonio de
largo tiempo.
Admitió la gran escritora del crimen en una autobiografía
que sus novelas tenían influencia del escritor Arthur Conan Doyle, creador de
Sherlock Holmes, otro gran detective que todo el mundo ha leído o visto en
pantalla. Nacido en 1859, fue un autor escocés, de padre inglés. Su mayor
personaje, Sherlock, nace en el año 1887. Protagonista de cuatro novelas y
cincuenta y seis relatos de ficción, la mayoría publicados en una revista mensual,
The Strand Magazine. Tan conocido como él es su colega el Dr. Watson, con quien
no se tuteó jamás. Ambos fueron desarrollados fruto de una mala carrera como
oftalmólogo. Sí, oftalmólogo. Arthur Conan Doyle abrió consulta en Londres pero
no había paciente que entrara. Así pues, con tanto tiempo libre, se dedicó a
escribir. Con el tiempo tuvo deseos de matar al detective, de tanto que lo
odiaba, “está gastando mi mente”, confesaba a su madre en una carta. Sucedió en
la historia titulada El problema final. No
todo el mundo sabrá de su existencia. Sin embargo, a petición de los lectores,
se vio obligado a resucitarlo más adelante, diez años después, en La casa vacía. Seguramente, hasta él lo
echaba de menos. Cosas de la amistad.
Antes de Sherlock ya hubo otras novelas de características
similares. Se supone, de hecho, que el autor escocés recibe influencia del
americano Edgar Allan Poe, quien vivió en la primera mitad del siglo XIX. Es
conocido por sus relatos de terror así como por contribuir a la ciencia ficción,
pero también muchos lo consideran el inventor del relato detectivesco: su
personaje se llama Auguste Dupin. El
escarabajo de oro, El cuervo o Los
crímenes de la calle Morgue —yo tuve un juego de mesa inspirado en la
novela— son algunas de sus obras más extendidas.
Es el típico caso de
intelectual o artista más conocido muerto que vivo. Lo pasó mal en vida desde
el punto de vista económico, paradójicamente, una de sus obras poéticas (de la
que solo quedan doce ejemplares originales) se vendió por más de medio millón
de dólares en subasta en el año 2009. Ay, qué perra es la vida.
En cualquier caso, si hay un crimen cerca de ti, ya tienes
referencias de detectives a los que llamar.
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